miércoles, 11 de noviembre de 2009

QUE 20 AÑOS NO ES NADA

Se cumplen estos días veinte años de la caída del muro de Berlín, y yo, que además de cotilla soy una egocéntrica incurable, me he puesto a pensar. Pero no en la trascendencia del hecho, sino en cómo era yo entonces.
Pues bien, no me acuerdo de nada. Sólo guardo de aquellos tiempos una nebulosa de sensaciones.
Muy triste.
Conclusión: los años me han resbalado (espiritualmente hablando, claro, que por la cara y por el culo me han pasado con trote borriquero).
Pues eso, que veinte años no es nada, sino que me lo digan a mí ( por cierto, ¿ soy yo o aquí hay falta de concordancia? ¿No debería ser "veinte años no son nada"?).

martes, 10 de noviembre de 2009

MUCHA GENTE POR EL MUNDO

Me gustan mucho esos programas "gente en general por el mundo" que están tan de moda. Y ahora, mientras veo Españoles por el mundo me doy cuenta del por qué de esta afición. Señoras y señores... soy una cotilla incurable.
Ya está, así de claro. Mi curiosidad por las vidas ajenas no conoce límites. Me gustan todos: Españoles por el mundo, Andaluces por el mundo, Madrileños por el mundo (quieran los dioses televisivos que algún día pueda acceder a otros programas tipo Checoslovacos por el mundo o incluso Trianeros por el mundo, que seguro que sería colorido y dicharachero).
Para justificarme ante mí misma, porque eso de ser una vulgar horquillera es una cosa muy fea,
he encontrado una bonita excusa: mi curiosidad no es en absoluto malsana; que va, para nada, lo juro por el mando de mi tele.
No observo a mis compatriotas viajeros con morboso interés. Los observo con arrobamiento e incluso ilusión. Cuando los veo a ellos, sus trabajos o sus casas, siento una intensa emoción, todo lo que dicen o hacen me ilusiona; tanto, que a veces (si estoy sola viendo la tele) exclamo: ¡Ohhhhhhhhhhhhh!.¡Qué interesantes parecen sus vidas! ¡Qué guapos y qué educados!
Vale, me dan una envidia horrorosa. Me encantaría estar en su lugar, en cualquier lugar. La posibilidad de otra vida en otro mundo se muestra tan tentadora ante mis ojos.
Concluyendo, creo que me gustan estos programas por lo mismo que me gustan las novelas: por un tiempo puedo observar a otros por el ojo de la cerradura, puedo atisbar otros mundos a través de sus historias, e incluso, puedo ponerme en su lugar.
En fin, que me aburro una barbaridad y no se por qué las vidas de los demás siempre me han parecido fascinantes; la de un millonario o la de un mendigo, me da igual. Soy carne de reality y prensa del corazón. Para evitarlo me convertí desde muy pequeña en una devoradora de libros.
Bueno, me voy que me pierdo Españoles en Jordania.


lunes, 9 de noviembre de 2009

Y AHORA, ¿QUÉ?

Pues eso, que hasta aquí hemos llegado ...